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viernes, 22 de octubre de 2010

La Ley de atracción.

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La Ley de atracción
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por William W. Atkinson
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Un sabio en metapsíquica nos dice en qué consiste esta ley universal y nos enseña como utilizarla en nuestro beneficio.
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   Aún mucho tiempo después de interesarme en el estudio del “Nuevo Pensamiento”, el trabajo de la ley de atracción fue algo que me intrigó sobremanera. Soy de la opinión de que para la generalidad de las personas este punto es de difícil comprensión.
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Es comparativamente fácil comprender el efecto que ejerce la mente sobre el cuerpo y sobre la mente de los demás; el efecto de la voluntad sobre la mente y aquello de que un pensamiento pueda atraer otro semejante, etc.; pero cuando uno descubre por primera vez que hay una ley de atracción, por medio de la cual se atraen cosas hacia sí, ejerciendo un control sobre las circunstancias por medio del carácter de los pensamientos, uno se inclina a creer imposible el hecho; o le cuesta penetrarse y entender la ley que opera en este sentido.
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    Existe aparentemente gran diferencia entre el efecto del pensamiento sobre las personas y el efecto del mismo sobre las cosas; pero recordando la idea de la Unidad del Todo, se empieza a comprender por qué una parte del todo puede afectar a otra parte, ya sea ésta una persona o una cosa. Nunca he oído una explicación concisa y completa del trabajo interno de la ley de atracción, a pesar de que muchos le conocen en general y podrían obtener una idea clara de él, razonando por analogía.
.    Lo cierto es que la ley de atracción existe; que está en pleno trabajo y fuerza y que muchas personas de ambos sexos la conocen por experiencia. El estudiante que no pueda comprenderla, necesitará tomar la ley como un misterio de fe al principio, hasta que se convenza de su existencia verdadera por los resultados que él mismo obtuviere.
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    Parece que existe una gran Ley Natural, por medio de la cual un átomo atrae hacia sí aquello que necesita para su desenvolvimiento, y la fuerza que produce este resultado se manifiesta en deseo. Pueden existir muchos deseos, pero el predominante es el que tiene la fuerza atractiva de mayor poder. Esta ley está reconocida en los diversos reinos de la naturaleza, pero sólo comienza a comprenderse cuando la misma ley se manifiesta en el reino de la mente.
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    Nuestra actitud mental hace que atraigamos hacia nosotros cosas correspondientes en calidad a nuestros deseos y pensamientos predominantes. Un pensamiento mantenido con firmeza y continuidad atraerá hacia su mantenedor las cosas representadas por tal pensamiento, excepto en aquellos casos en que otras influencias estén en trabajo contradictorio al poder de dicha mente. Por ejemplo, si dos personas desean intensamente la misma cosa, la fuerza de pensamiento superior obtendrá el objeto. Por esto no es siempre lo mejor desear una cosa particular, ya que ella puede no ser lo más conveniente para su estado de desenvolvimiento presente. El plan más beneficioso es mantener el pensamiento de éxito absoluto, dejando los detalles al trabajo de la ley, y sacando usted ventaja de cuanta cosa ocurra para transformarla en provecho suyo, sin dejar pasar nada sin utilizarlo. De este modo encontrará usted que ha dado con la clave de la ley que opera en este sentido.
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    He conocido personas que fijaban su ambición y sus aspiraciones en una cosa dada, y una vez obtenidas encontraban, que después de todo no era aquello el ideal deseado o necesitado.
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    En la práctica he verificado que el mejor plan es el de mantener la actitud en el deseo vehemente del éxito completo, dejando usted que los detalles sean elaborados por la ley y obteniendo ventaja de toda coyuntura que se presentare, sintiendo siempre que la cosa particular que está ocurriendo es lo mejor que puede suceder para conducirle al éxito completo que espera.

.   Yo creo que gran parte de la Ley de Atracción se lleva a cabo por medio de que uno atrae hacia sí mismo hombres de ideas similares que están preparados para asociarse a nuestros planes, ideas, negocios, etc.; lo que trae como consecuencia que uno a su vez sea atraído hacia otros hombres que pueden o deben sernos útiles. Es un caso de atracción mutua; no un caso de una mente sobre otra. Dos seres de actitudes mentales semejantes se atraerán y unirán para ventaja de ambos, y aunque en el resultado parezca que han estado siendo atraídos por cosas, la verdad es que las cosas son movidas por los hombres. Muchos otros resultados ocurren por medio de la atracción de pensamientos e ideas ajenas, las cuales puestas en práctica nos hacen capaces de cumplir nuestros deseos. Hay casos, sin embargo, en los cuales se ve que la mente tiene un efecto positivo sobre las cosas. Algunos hombres parecen estar exentos de accidentes, mientras que otros se diría que corren hacia ellos. Los hombres de naturaleza valiente están libres de muchas cosas que ocurren a los hombres tímidos. Hay seres que parecen poseer cierto encanto en medio de las balas de un combate, mientras que otros sólo la pasan heridos. He oído casos innumerables en los cuales los hombres han ido al encuentro de la muerte sin poder encontrarla, y aunque a la simple vista parece que debía venirles aquello en que piensan, un análisis más íntimo demostrará que lo único que les ha sucedido es que han vencido el temor.
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    El mismo hecho se realiza en la vida diaria de los negocios. El hombre que desafía y vence el temor adquiere toda clase de ventajas, pues generalmente si no obtiene el éxito final es porque pierde precisamente el dominio de sus nervios en el último momento. Le repito: el miedo es una de las fuerzas de mayor atracción de la mente. Es de igual poder que la confianza absoluta, y de hecho no es otra cosa que la confianza absoluta en un mal próximo, variando el grado de atracción según sea el monto de temor o confianza , que es lo mismo.

.     Sus pensamientos de usted le ponen en conexión con el mundo exterior y sus fuerzas, y tiene usted el poder de atraer o repeler gentes y cosas según sea el carácter de los pensamientos mantenidos. Usted y ellos son atraídos mutuamente porque sus pensamientos están afinados en el mismo tono. Está usted en contacto íntimo con todas las partes del todo, pero atrae hacia usted sólo aquellas partes que corresponden en calidad con su actitud mental. Si mantiene pensamientos de éxito conocerá pronto que ha puesto usted en operación las fuerzas que le conducirán a él; y si sostiene la misma actitud mental, irá hallando día por día en su camino todo aquello que sea necesario para ayudarle en sus esfuerzos, pareciéndole que las cosas le llegan del modo más milagroso, presentándose a su paso oportunidades que si sabe aprovecharlas le darán completo éxito. También verificará usted que vendrán en tropel nuevos pensamientos a su mente, para que saque ventajas de ellos y encontrará personas que le ayudarán de mil modos, ya sea con ideas, estímulo o trabajo activo. Naturalmente su lote de trabajo no será hecho por los demás, pero la ley le ayudará y le asistirá continuamente. Ella le atraerá oportunidades y casualidades —como decimos comunmente— a su puerta, debiendo darle la molestia de abrirla por usted mismo, como es natural, para dejarlas entrar.
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    Habrá veces que el camino se le presentará muy intrincado, pero eso no debe afligirle, porque llegará al final de la jornada a pesar de todas la revueltas de él, habiendo aun veces en que las cosas que le parecían el total de sus aspiraciones y que inspiraban sus energías, aparecerán nimias antes sus ojos, pasando rápidamente a ideales mucho mayores por medio de las fuerzas irresistibles que habrá puesto usted en operación, provocándole entonces risa la contemplación de lo que poco antes le parecía su propio destino y el motivo de todos sus esfuerzos.
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    La fe en la ley y el reconocimiento de ella, parece que trajesen como premio inmediato el avance y ascenso; y al revés, la falta de fe y negación de la Ley producen como una traba al progreso, con la circunstancia esencial que no debemos olvidar un momento, de que «la Ley» está siempre en operación, y por lo tanto nos impulsa en alguna dirección, de acuerdo con las fuerzas de atracción que hayamos puesto en moción, aunque lo hayamos hecho inconscientemente.
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    La Ley trabaja aparentemente en dos sentidos, aunque los dos en realidad son sólo diferentes manifestaciones de Uno. Aquello que teméis atrae tanto como aquello que deseáis. El que teme el sufrimiento en general, se lo atrae, y cuando siente en sí fuerzas suficientes para dominar los que pudiesen venirle, éstos ni siquiera se acercan. La mayoría de las veces se encuentra lo que se busca, y el dicho antiguo de que el mundo aprecia al hombre en lo que vale, aunque no estrictamente correcto, está basado en el reconocimiento de esta Ley. Un ser que espera o teme ser humillado y maltratado, generalmente ve realizados sus temores y aquel que exige o espera consideración y respeto, también los obtiene.
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    Como ya he dicho, la Ley no hace el trabajo para el hombre, pero sí coloca materiales y herramientas al alcance de su mano y lo mantiene con gran refuerzo de ellos. La Ley nos da constantemente oportunidades a cada uno de nosotros estando a nuestro servicio; de nosotros depende utilizarlas o no. Pensamientos, cosas, personas, ideas, oportunidades y otras cosas que nosotros atraemos, están pasando ante nosotros continuamente, pero se necesita carácter para utilizarlas. El hombre de éxito es aquel que sabe sacar ventajas de esos acontecimientos que otros hombres no ven. Él tiene confianza en sí mismo y en su habilidad para dar forma al material en crudo que tiene a su alcance. De este modo nunca siente que la suerte pueda abandonarle, ni que todas las cosas buenas puedan haber pasado; al revés; sabe que hay muchas cosas buenas de donde mismo han salido las demás, y que necesita sencillamente abrir los ojos para aprovechar la oportunidad debida, a fin de llevarla a buen término.


.     La Ley de atracción está en pleno trabajo. Usted hace uso de ella constante e inconscientemente en cada minuto de su vida; ¿qué clase de cosas está usted atrayendo? ¿Cuáles necesita? ¿Corresponden sus pensamientos a las cosas que desea o a las cosas que teme? ¿Cuáles son? La Ley es, o su Amo o su Siervo. Haga usted su elección, y hágala desde ahora.
«La Ley del Nuevo Pensamiento».

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