Aclaraciones

Apreciado lector:

¡Gracias por visitar la bitácora!

Todos los artículos de esta bitácora son de interés permanente; es decir, no pierden valor ni envejecen con el paso del tiempo.

Podrá usted leer todos y cada uno de los artículos publicados en esta bitácora viendo el ÍNDICE DE ARTÍCULOS Y TEMAS, ubicado en la columna derecha. Allí aparecen los títulos de todos los artículos publicados aquí, y pinchando en cada uno de ellos se podrá leer el artículo correspondiente.

Los artículos de esta bitácora NO son copias de otros artículos de otras páginas de internet, excepto si se dice lo contrario. Casi todos ellos no son de la web, sino de publicaciones impresas.

Todos o casi todos los artículos aquí publicados han aparecido por primera vez en internet en este sitio. Aunque se han publicado antes en libros y revistas, todos o casi todos ellos son una novedad en internet.

Los artículos publicados aquí son transcripciones de libros y revistas cuya calidad y seriedad son incuestionables.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La fragata «Eagle», una presa de guerra.

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

La fragata «Eagle», una presa de guerra
.
El «Eagle» fue la fragata alemana «Horst Wessel», nombre de un joven nazi. En los astilleros Blohm & Voss de Hamburgo, el 12 de junio de 1936, fue lanzada la «Horst Wessel», que hoy sirve de buque-escuela al U.S. Coast Guard. A la ceremonia asistió el propio Hitler ya que se trataba del primero de cuatro veleros iguales, ordenados por él para instruir a los futuros oficiales de la Kriegsmarine de Alemania.
.
Se trata de una hermosa nave de 90 metros de eslora, 1.800 toneladas, tres palos, casco metálico, propulsado alternativamente por su velamen o el motor diésel que tiene incorporado. Durante la II Guerra mundial, el buque fue destinado al mar Báltico y sin perder su condición de buque-escuela, transportó abastecimientos para las tropas que guarnecían esas costas. Debidamente artillado, su bitácora consiguió que su fuego lograse abatir a tres de los aviones que le atacaron en diversas ocasiones. En los últimos días de la resistencia de Alemania, la «Horst Wessel» se dirigió al puerto militar de Kiel, pero no pudo arribar debido al toque de queda impuesto por su autoridad. Debió hacer una larga espera en las afueras del puerto, lo que la liberó del furioso bombardeo que destruyó esa noche gran parte de las instalaciones portuarias y produjo severas pérdidas entre las naves que allí se encontraban.
.
PRESA DE GUERRA.—Tras la rendición de Alemania, el velero terminó en Bremerhaven, donde fue recibido como presa de guerra por el comandante Gordon McGowan, del Servicio de guardacostas de Estados Unidos, y una pequeña dotación de oficiales y tripulantes. Las instrucciones eran, primero, sacar el buque del estado de desastre en que se encontraba y luego llevarlo a Estados Unidos. Había una dura condición para McGowan: tendría que restaurarlo sin gastar un dólar americano sino a costa de Alemania, y con el trabajo de la tripulación alemana que había quedado a bordo. En un comienzo las relaciones entre los marineros estadounidenses y alemanes fueron, justificadamente, muy tensas; pero se distendieron al integrarse todos al duro trabajo de restaurar el navío. Para los alemanes era un motivo de orgullo colaborar en la recuperación de un buque que era la joya de su armada. Para los norteamericanos era un verdadero tesoro que testimoniaba su victoria, e iba a sumarse al historial de su Servicio de guardacostas. Esos elementos, actuando en paralelo, permitieron alcanzar un ambiente de camaradería al cual aportaban alegría las dificultades idiomáticas que se les presentaban a cada instante. La misión encomendada fue una tarea larga y muy difícil, porque estaban en un país destruido y cada vez que McGowan iba a la dirección de algún fabricante especializado en busca de piezas y repuestos navales se encontraba con que el edificio de esa empresa o taller era un montón de escombros. Según cuentan las crónicas de la época, la solución llegó con el hallazgo de las bodegas del muelle donde, antes de la guerra, operaban los trasatlánticos alemanes Bremen y Europa. Allí habían gran cantidad de repuestos y piezas de todo orden que fueron muy útiles para devolver al buque su antigua categoría.
.
LAS ÁGUILAS.—En medio de las grandes tareas de restauración, hubo otras menores, pero no por ello menos importantes. Fue largo de cambiar la totalidad de los letreros en alemán que estaban en todo el barco y en gran número en los mecanismos y la máquina. Simbólico fue quitar el mascarón de proa que representaba un águila al estilo nazi, la que portaba una cruz gamada entre sus garras. Se la cambió por la representación del águila de cabeza blanca que es el ave heráldica de Estados Unidos. El 15 de mayo de 1946, en Bremerhaven, el «Eagle» entró oficialmente al Servicio de guardacostas de Estados Unidos. El buque debió sortear una severa dificultad antes de partir. La tripulación estadounidense no alcanzaba para maniobrar un velero construido para ser operado al estilo antiguo, a fuerza de brazos, desde las velas hasta el ancla. Cabe mencionar que la operación de izar el ancla requería de cuarenta hombres. Lo anterior no era una dificultad en sus orígenes, porque la dotación original era de 220 cadetes, quince marineros y catorce oficiales. La de marinos norteamericanos era muy inferior y carecían totalmente de experiencia en maniobras de vela. Como era lógico, el cruce del Atlántico se aparecía al comandante McGowan como una travesía muy riesgosa. La solución fue el astuto uso de una iniciativa de post-guerra: Estados Unidos había autorizado la contratación de marinos alemanes para servir a bordo de dragaminas estadounidenses, en el proceso de limpiar los mares de los millares de minas que habían sido instaladas durante la guerra. Se contrató a la tripulación alemana del ex «Horst Wessel» para ese efecto y se llevó a Estados Unidos a bordo del «Eagle», en un viaje que sirvió para el traspaso de su experiencia a los nuevos tripulantes. El velero «Eagle» es hoy uno de los orgullos tradicionales del Servicio de guardacostas de Estados Unidos. Según sus jefes, la formación de sus oficiales a bordo de una fragata es de tal calidad, que el costo de la mantención de la misma en las excelentes condiciones en que se encuentra, se justifica plenamente y el origen de la adquisición, su condición de presa de guerra, enorgullece a los ciudadanos de Estados Unidos que ven en ese buque el testimonio de su valentía durante la guerra.
Fuente: revista Nuestro mar. N.° 232/30. El Mercurio de Valparaíso, de enero de 2003. Fotografía: US Coast Guard Website.

No hay comentarios: